Programando al revés

La visita se ha ido, y siempre después de visita nos cuesta volver a arrancar.

Estábamos un poco tristes y nadie tenía ganas de ponerse a matemáticas o a ortografía.

Así que decidí de dejar fluir el día y hacer únicamente lo que nos apetecía, y hacer después un balance al final del día sobre lo que habíamos hecho. O sea que la programación al revés.

El resultado fue realmente sorprendente.

Naturales e inglés: Miraron un documental de animales en inglés.

Poesía y sí, sí, matemáticas al final, pero sin darnos cuenta: Nos quedamos en el sofá y leí en voz alta un libro de poesía y un libro vivo de matemáticas.

Excursión educativa: Salimos a la biblioteca en horario lectivo, por lo que tuvimos la biblioteca prácticamente para nosotros solos. La bibliotecaria que ya nos conoce nos dejó ser los privilegiados en elegir entre los últimos libros que acababa de comprar la biblioteca. Llevamos algunos libros para estrenar.

lectura: En casa los niños se pusieron en el sofá a leer ellos solos.

Música: Después de comer tocaron cada uno su instrumento.

Historia y religión: Yo leí en voz alta de un libro de historia y de la Biblia.

Geografía y cultura: Continuamos con la colección de sellos de mi hijo pequeño porque la visita nos trajo muchos sellos.

Mecanografía: mi hijo mayor escribió un mail a nuestra visita para ver si ya habían llegado bien.

Programando al revés, o sea que al final de día, simplemente apuntar lo que hicimos, nos salió un día redondo y muy educativo.