Este curso, en septiembre, quise volver a intentar esta iniciativa, porque creo que es una buena manera de resolver pequeños conflictos dentro de la familia y va bien que los niños aprendan a buscar soluciones conjuntas y que aprendan a discutir y valorar opiniones de los demás. Además con la adolescencia que nos va llamando a la puerta, es una manera ideal para dejar participar a los niños en la toma de decisiones familiares de manera más estructurada y dejarles sentir como verdaderos miembros con voz y voto dentro de la familia.
Esta vez ha sido todo un éxito y si alguna semana estamos demasiado atrajeados y nos olvidamos de la reunión, ellos mismos nos lo pidan.
Es un momento para hacer peticiones y comentarios sobre cómo funcionamos como familia.
Siempre empezamos leyendo nuestra constitución familiar, que estaba también un poco olvidada y que ahora ha cobrado una nueva vida. Después hay tiempo para ruegos y preguntas y se van apuntando en una libreta los acuerdos que tomamos o otras cosas que queremos recordar. Cada miembro de la familia también tiene una libreta especial para la reunión donde puede apuntar cosas durante la semana que quiere mencionar en la reunión. De momento apuntan poco, pero creo que va bien para iniciar ya una rutina.
Después de las peticiones o comentarios cada miembro de la familia da las gracias a todos los demás miembros uno por uno para alguna cosa en especial que ha hecho durante aquella semana: Gracias papá por hacernos esta comida tan buena el martes. Gracias hermano por ayudarme con la construcción de........
Esta idea viene porque, primero va bien que los niños (y los adultos) aprendan a dar las gracias por los pequeños o grandes actos que vamos haciendo durante la semana, una cosa que muchas veces olvidamos por las prisas y las rutinas. Pero también viene porque más adelante, cuando los niños se vayan haciendo mayores, es posible que estas reuniones acaban en pequeñas batallas o discusiones y así va bien tener la costumbre de acabar dando las gracias y acabar la reunión con buen sabor de boca.
Para acabar con aún más buen sabor de boca, acabamos cada reunión con algunas patatas chips. Esto sirve para acabar la reunión de manera informal y distinguida y seguir charlando un poco por si algún día la acabamos en tensión. Para los niños esto es todo una fiesta porque sino, no hay nunca patatas chips en mi casa. ¿Quizás sea por esto que nos pidan por la reunión cada semana? ¿¿jum jum????, pero bueno, ya nos va bien.
3 comentarios:
Qué buenísima idea y qué bien planeada y pensada. Me alegro de que tengáis esas reuniones y me apunto...las patatas fritas son mi debilidad! ja ja ja.
Besos
Desde hace tiempo que lo tengo "en la parte de atrás de mi cabeza". Cada tanto pienso que debiéramos hacerlo. Esta entrada no sólo me lo ha recordado, sino que me haz dedo ideas concretas respecto de su implementación. Muchísimas gracias, vamos a ver si prende en mi familia.
Silvia, creo que las patatas fritas les gustan a todos jejeje.
Andrea, me alegro que te pueda dar un empujoncito. Realmente vale la pena. A nosotros nos está funcionando muy bien.
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