disecando

Antes que nada os aviso que este post puede tener imágenes impactantes que podrían herir a la sensibilidad de algunas personas. No ha sido mi intención. He intentado de coger los menos impactantes para explicar el proceso que está realizando mi hijo él solito y realmente yo a veces aún tampoco me lo creo. Pero luego pienso que hay gente que su trabajo es "poner bonito a los muertos" o sea que tiene que haber de todo en esta vida.

Antes del verano mi hijo mayor ya había mostrado interés por la taxidermia y había sacado algunos libros de la biblioteca para aprenderlo él solito porque desde luego yo no se lo iba a enseñar.

Se puso a disecar un pez y un ratón. El pez lo habíamos encontrado muerto un día y el ratón lo habíamos cogido en una trampa porque tenemos visitantes en casa y sí, ponemos trampas.

Él tiene claro que no quiere matar animales para disecarlos, pero si alguno ya está muerto o si hay que matarlo por alguna otra razón sí que le gustaría mucho disecarlo.

Así fuimos este verano a una exposición espectacular de animales disecados en el parque de las ciencias de Granada: Animales de Museo. Con lo que sabía ya anteriormente y con lo que aprendió en la exposición, mi hijo se ha puesto a la taxidermia en serio.

La abuela en su cortijo tiene conejitos. Estos conejitos son para comer. Si alguien se quiere comer conejo, alguien tiene que matar a un conejo. Ahora nosotros somos mayoritariamente vegetarianos, pero somos flexibles y comemos lo que la hospitalidad nos pone, y si toca conejo, comemos conejo.

Mi hijo le pidió si se podía quedar con la piel del conejo para disecarlo. La abuela no quería complicaciones y no sabía cómo dejarle la piel para disecarlo así que mi hijo le dijo: no te preocupes abuela, que ya lo hago yo.

Y se puso a quitarle la piel (al final de 3 conejos). No sé si soy mala madre por dejar a un niño de 11 años quitarle la piel a un conejo, pero el hecho es que le dejé. El quería aprender y experimentar.

Después había que lavar y limpiar la piel.

Una vez que la piel estaba limpia de sangre y grasa, la pusimos en sal. A falta de sal bórax, que sería la que se utiliza, la pusimos en sal de cocina y sal de fregaplatos. (Ya lo sé, pero uno tiene que apañarse con lo que tiene)

Allí se quedaron los pieles durante una semana y después hicieron un viaje de unos mil quilómetros a casa.
Una vez en casa buscamos información en internet sobre el curtido de pieles pero encontramos poca cosa y varias técnicas diferentes.
Había que limpiar las pieles.


Y luego dejarlas para secar. ¿Se imaginan mi tendedero con 3 pieles de conejo…….?



Una vez secas se untaron con aceite de oliva.



Creo que en este proceso se nos faltó algún producto químico para dejar las pieles mejor, pero se hizo lo mejor que se pude con los ingredientes más “primitivos” y lo que teníamos a mano.


Una vez que la piel estaba seca se puso a construir el “maniquí”, que es la estructura que llevará la piel. Ya os dije que mis hijos son de ideas "grandes" por lo que primero construyó un maniquí para más bien un conejo gigante así que hubo cambio de planes y a falta de mejores ideas utilizó una botella pequeña de agua y le enganchó la piel. Para los ojos utilizó canicas.



Y así acabó el conejito:




No es porque sea mi hijo, pero realmente yo me he quedado sorprendida cómo ha sido capaz de conseguir este resultado sin tener a nadie que le haya enseñado ni ayudado.


Ahora el siguiente proyecto es este pajarito que encontramos muerto delante de la casa………….