Hace algún tiempo se nos cayó la bolsa de pipas del hamster y mandrosos como somos los recogimos de "aquella manera" porque además pensamos que ya los pajaritos harían el resto del trabajo. Hoy todo sorprendido me grita mi hijo mayor: ¡¡¡mamá mira las pipas!!!
Yo primero no entendí lo que quería decir. El insistió: Sí las pipas del hamster que se cayeron, han crecido!!
Y sí, efectivamente allí estaban los pequeños girasoles, a ver si conseguimos que se hagan grandes.
Pero lo más bonito creo que fué el hecho de que yo ayer ya me había dado cuenta de estas plantitas allí entre las racholas sin darle mucha importancia, ni se me ocurrió que eran las pipas. Me encantó ver que mi hijo aún es capaz de sorprenderse más por la naturaleza que yo. Espero que esta capacidad le dure más tiempo que a mi.
2 comentarios:
genial ¡¡¡no?? .
besos
Qué maravilla Marvan.
Supongo que lo de sorprenderse va en el caracter de cada uno... mi esposo hoy venia entusiasmado porque mientras tendía la ropa un pajarillo (del porte de un canario) lo estaba observando. Y JC ha entrado en casa extasiado por la visión, (parece que era muy bonito, gris con la cola azul) y por le placer de la compañía... y eso que está más cerca de los 50 que de los 40. Ya ves... no es cuestión de edad.
Besos para repartir.
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