Hay problemas de matemáticas que salen a veces en los libros de texto, que emocionalmente son muy difíciles para solucionar para los niños. Por ejemplo a un niño le puede costar mucho solucionar un problema sobre algún repartimiento si este repartimiento no se hace de manera justa. Algunas veces la dificultad para resolver un problema de matemáticas no está en las matemáticas, sino en las emociones que están implicadas en este problema.
Por esto es importante buscar problemas que tienen que ver con la vida real de los niños, problemas que tengan sentido para ellos para solucionar. ¿Para qué sirve saber la velocidad de un tren? ¿Alguien alguna vez se ha preguntado a qué velocidad va un tren cuando se sube al tren? O simplemente quieres que el tren te lleve y ya está.
Es muy difícil emocionalmente resolver un problema del cuál no ves la utilidad ni el sentido por ningún sitio. Sin embargo se pide a tantos niños tantas veces que solucionen problemas que para ellos no tengan ningún sentido.
El otro día vi un ejemplo clarísimo de esto en mi casa. A veces le doy a mis hijos un librito con problemas matemáticas para ir haciendo algunos. Creo que resolver problemas matemáticas es uno de los aspectos más importantes de las matemáticas. Pero a veces no me doy cuenta de esta parte emocional.
Mi hijo mayor últimamente le ha dado por la cetrería. Quiere ser cetrero y me está pidiendo un halcón .... glup.
Así que cuando me entregó los problemas hechos me dí cuenta de que había tachado y cambiado parte del enunciado de un problema, e incluso otro problema lo había reescrito por completo.
Le pregunté qué había hecho y porqué, y me contestó:
- mamá, en este problema tenía que comprar un instrumento pero yo no quiero comprar ningún instrumento, así que lo taché y puse que quería comprar un halcón. Y de verdad mamá, así me ha ido mucho más fácil para calcularlo.
¡Qué cosa más curiosa! No había cambiado nada en los números, no había puesto números o operaciones más fáciles. Simplemente había cambiado algunas palabras y esto le había facilitado el cálculo.
El otro problema tenía que en una fiesta 2 personas habían tardado media hora en fregar 120 platos. ¿Cuanto tiempo hubieran necesitado si otra persona más les hubiera ayudado?
Mi hijo se puso a reescribir el problema por completo: Dos cetreros cuidan 120 halcones en media hora. ¿Cuánto tardarían si otro cetrero los hubiera ayudado?
- Mamá, así era mucho más fácil!
Esta claro que le dejé total libertad para cambiarlos y hasta me hizo gracia la espontaneidad y la idea que tuvo para cambiarlo. Además me hizo repensar en el taller de matemáticas y me pregunto qué posibilidad tienen los niños en el colegio para cambiar los enunciados de los problemas de matemáticas, para facilitarles emocionalmente en resolverlos...................
6 comentarios:
Es increible qué fácil puede ser hacer atractivo algo a los críos y sin embargo no nos damos cuenta. ¡Pues claro que no es lo mismo comprar un instrumento que un halcón!.
Pues nada chica a contarle las plumas al halcón y a repartirlas por todo el cuerpo.
Y que curioso lo del otro blog llamado ORCA.
Besos
Me gusta mucho la idea de tener presente la parte emocional en las matemáticas.
El profe de lectura de Anuk dice que el aprendizaje de la lectura debe iniciar con palabras del medio del niño, personas que lo rodean, cosas con las que juega o tiene contacto directo. Que si se habla de iglu, iglesia, iman y demás, y el niño nunca tiene contacto con eso va a ser mucho más pesado porque primero tiene que construir un concepto abstracto sobre algo que no conoce y luego ponerle letras. A diferencia que si es algo conocido y hasta amado, el proceso es mucho más sencillo.
Tu hijo tiene toda la razón, cuando se pone en los enunciados cosas que nos gustan es mucho más fácil entenderlos y resolverlos. Fue una cosa que aprendí cuando en el cole trataba de ayudar a comprender a algún compañero algun tema que no había comprendido, que era más fácil de comprender cuando cogía los gustos de él o ella y los poníamos como ejemplo. Funciona.
Un abrazo a tí y tu chico pilo que no se asusta de rayar el libro y adaptarlo a sus deseos y a su mundo.
...Y ve ahorrando para el halcon, jejeje. Lo que no me gustaría es alimentarlo... pobres ratones.
No me puedo creer que él solito hiciera lo que apuntaba la ponente del curso de mates!!!! Pero qué admirable.
Fíjate, eso se llama poetic knowledge, él sabe qué hacer y cómo intuitivamente cambiar los enunciados para conectar con el problema y resolverlo mejor.
Gracias Paula, pues sí que tendremos que ir ahorrando para un halcón jejejeje. Bueno, mejor dicho, tendrá que ir ahorrando él!
Zinnia, es verdad que esto es igualmente aplicable a la lectura. Es importante que los niños ven sentido en lo que lean.
Y de los ratones .... ni me hables, no quiero ni pensarlo !!!!!!!
Silvia, sabe de sobra qué hacer para facilitarse las cosas jajaja.
Gracias a las 3!!!!
Yo con los peques y las cuentas simples también lo hago, pero no se me hubiera ocurrido hacerlo con los mayores; damos por supuesto que deben saber hacerlo aunque el problema hable de algo que no tiene nada que ver con ellos.
Genial!!
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