Ayer el mayor se torció el pie y tuvo que hacer reposo. Entonces al pequeño se le ocurrió leerle un cuento para consolar a su hermano. ¡Con lo que me había costado hacerle leer conmigo por la mañana! ¡Con lo que se pelean a veces los dos hermanos!Realmente los niños saben cuando las cosas van en serio o no, los niños saben si ahora va de verdad.
Como al pequeño todavía le cuesta la lectura, de vez en cuanto se atascaba, y entonces el mayor le ayudaba para leer la palabra. Fué maravilloso verlo. ¡Qué gran momento de ternura y aprendizaje! Me considero una previlegiada cuando veo pasar estas cosas.
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