Es un libro que me dejó huella porque siempre cuando ordenaba mis cosas y mis libros, dejé este libro para "volver a leerlo alguna vez porque valía la pena". Y eso que casi nunca he vuelto a leer un libro una vez leído.
El año pasado en el blog de Laura Mascaró lo descubrí de nuevo. Lo busqué en mi casa en verano y lo encontré!!!
Y ahora por fin lo he vuelto a leer e igual que la primera vez que lo leí me ha impactado mucho. Es un libro que no puede dejar indiferente y te hace pensar aunque no quieras.
Primero por la manera como Anna ve a Dios. Creo que la niña no puede acertar más.
Pero también por su crítica sobre el sistema escolar, su manera de aprender y su manera de descubrir las cosas a través de las preguntas.
Aunque Anna fue al colegio creo que era la niña unschooler perfecta, y quizás si hubiera ido más tiempo al colegio ella no lo hubiera aguantado o hubieran acabado con su inmensa y peculiar curiosidad.
"Las preguntas eran una especie de picazón interna,
una urgencia de avanzar. Las preguntas, pero las preguntas de verdad,
tenían una peculiaridad; jugar con ellas era peligroso, pero emocionante.
Nunca se sabía dónde podía uno ir a parar.
Ese era el problema con algunos sitios como la escuela y la iglesia; parecía que de las partes del lenguaje, les interesaba más la de contestar que la de preguntar. Los problemas que planteaban lugares como la escuela y la iglesia eran realmente tremendos, por la clase de «respuestas» que le daban a uno. Claro que se podía reconstruir la pregunta por la respuesta que se daba, pero el problema era que con frecuencia las preguntas de esa clase no tenían realmente dónde ir a parar; uno se quedaba para siempre en el aire. "
Ese era el problema con algunos sitios como la escuela y la iglesia; parecía que de las partes del lenguaje, les interesaba más la de contestar que la de preguntar. Los problemas que planteaban lugares como la escuela y la iglesia eran realmente tremendos, por la clase de «respuestas» que le daban a uno. Claro que se podía reconstruir la pregunta por la respuesta que se daba, pero el problema era que con frecuencia las preguntas de esa clase no tenían realmente dónde ir a parar; uno se quedaba para siempre en el aire. "
(Extracto de este PDF del libro, que parece ser una traducción abreviada, ya que el libro original tiene 192 páginas. )
Tanto Anna como Fynn hacen reflexiones muy buenas en el libro sobre cómo se puede aprender, sobre cómo se debería de aprender y sobre como realmente se aprende.
Si os interesa la educación y tenéis ganas de conocer al Verdadero Dios como lo veía Anna, es un libro super recomendable.
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