Sigo con mi mirada atrás en el blog.
Otra de las muy primeras entradas que hice fue sobre el diario positivo que estuvimos manteniendo durante algún tiempo. Hace 12 años de ello !!!
Por casualidad, hace unas semanas por la noche mientras estaba leyendo en la cama viene mi hijo mayor a mi lado y me dice: Mamá, estoy muy contento por la educación que me has dado!
Bueno, estos momentos no se pagan ni con todo el oro del mundo!
La vida trae momentos difíciles, momentos en que dudas, en que te preguntas si realmente fue lo mejor o si lo otro hubiera sido mejor. No creo en la perfección, no creo en que una decisión fue lo mejor para todo y la solución a todos los problemas por lo que de vez en cuando estas dudas vienen.
Si alguien cree que cuando l@s hij@s son mayores por fin todas las dudas desaparecerán y te sentirás ya seguro de por vida, pues os tengo que decepcionar. Esta seguridad, al menos en mi caso, no ha venido, ni la espero ya jejeje.
Demasiadas veces ya he pensado: Oh, después de esto, por fin todo estará solucionado.....
Y nada, después de esto viene aquello y sigues igual jajajaja.
Las desiciones hay que tratarlas como una balanza. ¿En qué sentido pesa más?
Y allí sí que lo tengo clarísimo. En ningún momento he pensado que el colegio hubiera sido la solución perfecta para ellos, o que la balanza se declina a favor del colegio. Como mucho para algunas cosas a veces pienso, hombre, allí quizás el cole.....
Pero son detalles, pequeñas cosas que no compensan todo lo demás ganado.
Porque luego vienen estos momentos mágicos. Porque vienen también. Aquellos momentos en que estás TAN seguro de que nada ni nadie te pueda convencer de que el cole hubiera sido mejor. Este momento cuando tu hijo de 21 años te viene a tumbar en tu cama y te dice: Mamá, estoy muy contento por la educación que me has dado!
Bueno, me derrito!
- ¿Y eso? - Le pregunté.
- Porque hoy con el equipó lo estuvimos comentando. A veces piensas que todo va mal y que no has hecho nada en todo el día y luego miras atrás y empiezas a nombrar las cosas buenas que pasaron durante el día y te das cuenta de que pasaron un montón de cosas buenas. Y me acordé de cuando hacíamos esto por la noche y hablábamos de las cosas bonitas que nos habían pasado durante el día. Esto fue muy buena idea mamá y funciona muy bien!
Yo no sé si este aprendizaje es más importante que todas las mates que el chico aprendió en su vida entera. Como mínimo estoy tan contenta de haber sido parte de su educación, de haber podido inculcarle esta mirada positiva a cada día por muy duro que algunos sean.
Por esto os animo, si podéis, enseñarles a vuestros hijos esta mirada positiva al final del día, con diario o sin, apuntando o hablando, pero creo que relativizar los problemas al final del día y enfocarse en lo positivo es una habilidad de salud mental que llevarán consigo el resto de su vida.
2 comentarios:
Como me gusta esto. Al final del día siempre hay mucho por lo que agradecer y algo aprendido. Gracias
Pues así es. Muchas gracias por el comentario!
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