Durante 4 años Miquelangelo pintó tumbado en un andamio el techo de la capilla Sixtina. Así que quise que experimentaron ellos mismos cómo es pintar desde esta postura.
Simplemente les enganché el papel en un corcho grande y lo apoyé en dos sillas para que pudieron ponerse debajo.
El resultado. (Más que Miquelangelo, me parece que se mezcló un poco con Miró y Picasso ;))
Bonita experiencia... ¿habéis probado a pintar como Miró? (con los ojos vendados) muy curioso también el resultado.
ResponderEliminarMe encanta la idea. Yo de pintura pocón pocón. Recuerdo a un profe que decía que era muy distinto pintar sobre una mesa que hacerlo en un caballete. Pintar bocarriba debe ser también otra cosa, una experiencia sensorial muy interesante.
ResponderEliminarUn abrazo
ResponderEliminarMe alegro de que os haya gustado.
ResponderEliminarSonia, lo de pintar con los ojos vendados lo tengo pendiente. Es algo que tengo apuntado para hacer algún día pero no sabía que era como Miró. Gracias.
Zinnia, es verdad lo de la diferencia entre el caballete y la mesa, y esta del techo claro aún más. Mi hijo se quejó un poco de que se cansó la mano, claro, normal jejeje. Todo son experiencias.
¡Genial!
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